Llevo esperando a casarme 35 años y cuando por fin me lo piden la crisis se interpone en mis planes de boda. Se que algunos estaréis pensando en que qué tiene que ver la crisis con el hecho de casarse; que sí casarse no cuesta dinero, que si no hace falta hacer un fiestón, que si las bodas son un negocio rentable,....
La teoría me la sé de memoria lo que pasa es que yo soy de las que piensa que sólo te casas una vez en la vida y quiero la boda de mis sueños. Sí, lo reconozco, soy un poco princesita, soñadora, cursi,.... pero quiero la boda de mis sueños!!! Y esa boda consta de más de 100 invitados, vestido de novia, banquete de ensueño, regalillos, tonterías varias, etc. Se qué en los tiempos que corren voy a tener que renunciar a muchísimas cosas pero hay cosas a las que no puedo renunciar.
Llevo un rato pensando a que podría renunciar y la verdad es que no quiero prescindir de nada de lo que tenía pensado. Quiero mi boda!
Se qué casarse es simplemente ir a firmar un papel pero yo no quiero una boda sin una súper fiesta. No hace falta que sea un menú de más de 200 euros por invitado, no me importa si tengo que celebrar el banquete en el McDonals pero tiene que venir todo el mundo que quiero que venga. No puedo renunciar al número de invitados de la lista ya súper revisada y acortada por Víctor.
Tengo que ir vestida de novia, en eso no hay discusión que valga. No necesito un súper vestido. En realidad me suelen gustar los vestidos bastante sencillos pero tiene que ser de novia así que sólo acepto vestidos de colores blancos, blancos rotos,... Incluso puedo llegar a aceptar un vestido de segunda mano si hace falta.
Supongo que puedo renunciar a muchas de las ideas planeadas para hacer durante la boda así que adiós a
Los fuegos artificiales
A los globos de deseos
A los malabares en cuerdas
Maldita crisis....
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